"CONSECUENTE CON EL PRESENTE"
El periodista Oscar Vega entrevistó a Pavez en marzo de 1973 en el suplemento dominical del diario "Clarín". En ese reportaje el artista se define como "una persona consecuente con el presente, con las luchas del ser humano y con sus afanes de emancipación". Dice: "Voy como sumando lo antiguo y creando en el presente, queriendo lo mejor para nuestra patria". Agrega: "El folklore tradicional es la veta de sustentación. Pero los dolores, las angustias, la justicia social están siempre presentes en nuestro canto, Y lógicamente, nosotros no podemos defender posiciones de avanzada cantando temas románticos. No podemos quedarnos en el lamento deprimido. Por eso vamos insistentemente a lo nuestro, a la canción social que trata de presentar los problemas, darles una luz. Esa canción que emerge del pueblo sale del gris para pasar por los tonos claros y llegar, por último, a la plenitud del dolor, al rojo vivo, a la vida. Ahí perdura. Y ese es el sentido de nuestro combate".
Discipulo de Violeta Parra subraya: "La canción social es la más válida. El pueblo la siente como suya. Y por lo mismo este tipo de canción es atacada donde imperan el amo y la Injusticia. El camino ha sido largo y con dificultades pero lo más importante es que la gente entregada al oficio se ha Ido multiplicando. Crecen los que de una forma u otra están con el folklore, comprometidos con la canción política, con el mensaje popular, llenos de sentimientos que preocupan a las mayorías".
Haciendo rápidos recuerdos señala:
"Primero empezó en este campo Margot Loyola. Ella fue la que llenó la parte más difícil e ingrata. Abrió perspectIvas y ya en el año 38 mostró el sendero. Luego vino ese largo capítulo que se llamó Violeta Parra. Más tarde todos los que de una u otra nos identificamos con la nueva canción chilena. Todas son etapas muy definidas y ricas que se irán superando y donde nuestro pueblo ha salida, finalmente ganancioso".
Al finalizar la entrevista de Vega, Pavez cuenta el por qué de su profundo apego al folklore y a los habitantes de Chiloé:
"Chiloé es mágico. es un pueblo creador. Conserva las más puras tradiciones del pasado. Chiloé ha marcado a fuego mi labor artística dándome una proyección".
LOS ÚLTIMOS DíAS
LA TRAICIÓN DEL CORAZÓN
A pesar de sus enormes energías el cantante debió aceptar el veredicto de los médicos sobre la crisis de sus males físicos. En el otoño de 1973 sus problemas cardiacos derívados del malfuncionamiento de la aorta le impusieron una delicada operación y luego una larga convalescencia.
En febrero de 1975, y a pesar de su difícil salud decidió grabar un disco. Los amigos, su hermana Raquel y los médicos intentaron en vano persuadirlo de que su situación física era muy precaria. La válvula artificial que le habían colocado en Chile se desprendía poco a poco de su corazón. Contra todos los cuidados y consejos consagró los últimos meses de su vida a terminar en Paris ese disco. En la carátula Pavéz escribió: "Estas trece danzas cantadas son del pueblo chileno. Con ella el hombre de mi patria ríe y canta. Desde el fondo de su alma junto a su vibrante alegría se mezclan el dolor en una expresión mágica. Esas danzas llegaron a Chile con los españoles pero no buscaron ser acogIdas en los salones. El pueblo se las apropió y las recreó. Las ha hecho crIollas, confidentes y compañeras inseparables".
A fines de julio de 1975 sus males cardiacos entraron a un periodo critico. Fuertes dolores y un debilitamiento general le aconsejaron someterse a una segunda intervención quirúrgica. Ingresó de urgencia al hospital Foch de Suremes y horas antes de la operación se le produjo un paro cardiaco. Lograron reanimarlo y operario pero un derrame destruyó la capacidad de recuperación de su cerebro y toda esperanza de vida. Murió el 14 de julio de 1975.
Días más tarde el célebre cementerio de Pére Lachaise acogía sus restos. Cientos de amigos chilenos, españoles y franceses estuvieron presentes en los funerales. El "gitano" Rodríguez, Marcos Velásquez y Marcelo Coulon interpretaron las mejores cuecas y canciones de Héctor como último homenaje.
El postrer deseo de Héctor Pavez fue que incineraran su cuerpo. Sus cenizas regresarán un día a la tierra natal que fue la sustancia de toda su obra y afanes en sus cuatros décadas de vida.